lunes, 1 de agosto de 2011

Culitos tiernos para un jardinero (XII)

Sumisión de Elena

El día siguiente (sábado por la mañana) tocaba el súper espectáculo de Sonia y el fontanero. La verdad es que sí me excitaba mucho ver cómo otro hombre se follaba a mi negrita, pero de todas formas no me podía olvidar de Elena, a la que todavía no había mandado mensajes al móvil, o sea que el mismo viernes por la noche le mandé un mensaje para tener un anticipo el día siguiente por la mañana. El mensaje decía: "Mañana sábado a las 10:15 de la mañana pasa haciendo footing por el callejón de detrás de tu casa. ¿OK?". A los 20 minutos, respondió un "OK", y yo le envié un segundo mensaje: "Viste mallas y top de tirantes sin ropa interior" y ella respondió un nuevo: "OK". También mandé el mensaje a Sonia, por si acaso hubiese que introducir algún cambio de última hora en el trío. El mensaje era escueto, como habitualmente solía hacer: "Sonia, mañana a las 18:00 en mi casa te tengo preparada una gran sorpresa. ¿OK?". A los 30 segundos ya tenía su "OK" de respuesta a lo que envié el habitual segundo mensaje con alguna instrucción: "Viste conjunto interior bonito, con tanga, minifalda y trae el coñito arreglado. ¿OK?". Nuevamente en menos de un par de minutos recibí su escueto "OK, mi amo".
Después de una duchita, me metía a la cama, dando vueltas a la cabeza a los juegos que el día siguiente podría poner en práctica con Sonia y mi nuevo aliado. Cuando el sábado me desperté, a las 10:10 ya estaba esperando a Elena en el callejón acordado. Se trataba de un callejón en el que solo había unos cubos de basura de los chalets de alrededor y la puerta trasera casi inutilizada de una cafetería. Yo me quedé escondido entre 2 cubos de basura, cuando puntual como un clavo, Elena apareció corriendo con unas mallas blancas y un top del mismo color. Su aspecto era realmente increíble, y parecía que iba corriendo desnuda, ya que las mallas marcaban totalmente su cuerpo, incluso su sexo se apreciaba con claridad y el top ajustado que llevaba, se movía por el peso de sus pechos al balancearse según iba corriendo.
  • "Hola putilla".
  • "¡Ah!, que susto me has dado, mi amo. No te había visto".
  • "Estás increíble, ven aquí", y le dije que se acercase al lugar entre los dos cubos de basura. En ese punto no estábamos ni mucho menos ocultos de las miradas de la gente que pasaba por la calle principal, pero había que fijarse mucho. "Chica estás realmente preciosa", le dije mientras la pegaba a mi cuerpo y agarraba sus dos durísismas nalgas con mis manos. "Agachaté y preparame la polla con una mamadita".
  • "Mi amo, ¿aquí?. Si estamos en medio de la calle y al lado de mi casa. Cualquiera nos podría ver".
  • "¿Te lo repito de otra forma, putilla?", le dije mientras le agarraba con más fuerza si cabe las nalgas por encima de las mallas.
  • "No mi amo, está bien", e inmediatamente se agachó en cuclillas delante de mí. Me abrió la bragueta de los pantalones y me sacó la polla, que no estaba todavía bien empinada, para llevarla directamente a su boca.
  • "Muy bien preciosa. Ponla dura que quiero follarte aquí mismo".
Elena continuó con su mamada durante varios minutos, consiguiendo que mi polla se pusiese dura como una roca. Me encantaba ver como estaba agachada y mi polla desaparecía completamente en su garganta. De vez en cuando le cogía la cabeza con las dos manos, le ordenaba retirar las suyas y me follaba su boca como si de un coño se tratase, metiendo mi polla completamente hasta el fondo, primero despacio y luego muy rápido. A los pocos minutos, mi polla y su barbilla estaban llenas de la saliva de la niña.
  • "Muy bien preciosa levántate", le dije mientras le sacaba la polla de la boca y le ayudaba a levantarse agarrando sus hombros. "Date un momento la vuelta y pon las manos apoyadas en ese cubo de basura".
Elena obedeció al instante y apoyó sus manos en el cubo de basura.
  • "Mi amo, por favor, no me desnudes aquí, que nos puede ver cualquiera. Vamos a otro sitio y estaremos más tranquilos, por favor".
Sin hacer caso de sus palabras levanté su top, dejándolo por encima de sus pechos que acaricié un momento y bajé sus mallas hasta medio muslo, de forma que estaba totalmente a mi disposición, aunque no le permitían abrir las piernas.
  • "No mi amo, por favor, aquí no que me muero de vergüenza", dijo Elena completamente desnuda y a mi merced.
  • "Tranquila putilla e inclina la espalda un poquito hacia delante".
Acerqué mi polla completamente dura a su coñito y se la restregué un poco por sus dos agujeritos.
  • "Vamos a ver, ... Pinto, pinto gorgorito, por donde le meto la pollita a esta niñita, por este agujerito o por este otro, pim, pam, fuera,...", y enfilé su coñito con mi polla totalmente lubricada por la saliva de Elena.
La penetración no fue facil, porque en esa postura su conejito parecía más estrecho de lo que realmente era, pero después de 5 o 6 medias estocadas, mi polla desapareció completamente en la vagina de la chica, que tuvo que inclinarse un poco más hacia delante para facilitar mi penetración. En esa postura, tenía al alcance sus tetas, que comencé a sobar al instante, masajeándolas y jugando con sus pezones, que cada vez estaban más duros por la excitación. Elena poco a poco se iba dejando llevar y los primeros gemidos de dolor al ser penetrada con las piernas cerradas se transformaron en gemidos de placer. Sin sacar mi polla en ningún momento, con una mano comencé a sobar su culo mientras con la otra seguía dedicándome a sus pechos y en especial a sus pezones. La mano que sobaba sus nalgas, la bajé hasta su coñito, para lubricar un par de dedos con el mete y saca de mi polla. De esta manera, con uno de los dedos lubricados, comencé a jugar con su culito, metiendo primero la punta y luego todo el dedo. Una vez tuve todo el dedo clavado en su estrecho ano, fui metiendo el otro, arrancando ahora gemidos de dolor de la boca de la niña. Con dos dedos clavados en su culito, seguí unos minutos con el mete y saca hasta que le saqué la polla simultáneamente que sacaba los dedos de su culito, para clavarla en su trasero. El grito que dio Elena, tuvo que oírse desde la esquina de la calle, pero nadie miró hacia donde estaba dando por el culo a mi chica. Con la polla ya completamente hundida en su esfínter anal y mis dos manos en la cintura, me follé ese delicioso culito durante otros 10 minutos, hasta que estuve a punto de reventar.
  • "Agachaté, pequeña. Ponte a mamármela como estabas al principio". Elena se sacó mi polla del culo y se agachó frente a mí con intención de mamármela nuevamente, pero no le di tiempo a metérsela en la boca porque le llené toda la cara con mi corrida. Sus mejillas, ojos, boca, nariz, quedaron llenos del blanco líquido que obligué a la niña a chupetear ayudándose de un dedo. Cuando se limpio la cara, le obligué a limpiar mi polla con su boca y le ordené que se quitara completamente las mallas, que dejó en el suelo. Quedando ella de pie, la dije que pusiese un pie sobre unas cajas, y yo me agaché para comerla su delicioso coñito. No quería dejarla de esa manera sin que se corriese ella. Con mi cunilingus acompañado de introducciones de dos de dos en su culo y otros dos en su coñito, Elena se corrió 2 veces y paré cuando me rogó que lo hiciese. La verdad es que mi polla estaba empezando nuevamente a cobrar vida, pero no quería follarmela otra vez, ya que a la tarde vendría Sonia a casa con el invitado de honor y no quería estar demasiado cansado.
  • "La verdad putilla es que estas muy pero que muy buena. Te seguiría devorando tu conejito una hora, pero ya seguiremos en otro sitio. No se si llevarme tus mallas y hacerte ir a casa en bolas".
  • "No mi amo, por favor no me hagas eso. Todos sospecharán en el barrio. No me hagas pasar esa vergüenza por favor. Te lo suplico. Hazme lo que quieras menos algo así".
  • "Está bien, tendré compasión de ti, porque te has portado bien y me has dejado follar tu culito sin rechistar. El próximo día jugaré más contigo, porque quedaremos en un lugar más cómodo"
  • "Sí mi amo, lo que tu digas".
  • "¿Has tenido relaciones con Vanesa estos días?".
  • "No mi amo. No la he visto. Hoy hemos quedado para salir a dar una vuelta por la noche con otras amigas y amigos, pero hasta hoy no hemos hecho nada".
  • "¿Ya no te apetece?".
  • "La verdad es que mucho. Tengo unas ganas locas de devorarla, pero bueno, me aguantaré un poco más. A ver si la convenzo a la noche para hacer algo".
  • "Bueno, pues hazle una comidita de coñito a mi salud. Si consigues follartela a ver si me tienes informado con un mensaje en el móvil".
  • "Lo que tu digas mi amo".
  • "Bueno, puedes vestirte y marchar si quieres".
  • "Sí mi amo, hasta cuando quieras".
Elena se vistió y se marchó a casa por donde había venido. Me marché a casa para preparar la tarde con Sonia.

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