lunes, 1 de agosto de 2011

Culitos tiernos para un jardinero (XVI)

Conociendo a Verónica: la profesora de idiomas

El día siguiente, 15 minutos antes de las 4 de la tarde, que era la hora a la que había quedado Elena con su profesora, fui a su casa, y como estaba previsto los padres de Elena no estaban. Elena se había puesto realmente preciosa para recibir a su profesora en su día señalado: shorts blancos ajustadísimos, tanga de encaje blanco que se transparentaba claramente y un top blanco también que justo cubría sus pechos, pero que, tal y como la hice comprobar; hacía que se descubriesen en parte si levantaba los dos brazos a la vez. Calzaba unas deportivas sin calcetines y se había puesto el pelo en dos coletas sobre sus orejas, que le daban un aspecto más aniñado de sus 18 años.
Los pocos minutos que estuve con Elena a solas los aproveché para sobarla un poquito el culo, las tetas por debajo de top, e incluso la hice abrirse de piernas para clavarle bien el tanga en su rajita y de paso sóbraselo un poco. Elena se estaba poniendo realmente nerviosa con mis sobadas y probablemente también por la impaciencia por la llegada de su profesora, hasta que a las 4 menos 2 minutos sonó el timbre del jardín y yo me escondí según lo planeado mientras Elena iba a abrir la puerta y oí como las dos se saludaban y se dirigieron a su habitación a "estudiar" como todos los días. En cuanto entraron por la puerta activé la grabación de la cámara que comenzó a recoger todo lo que sucedería en las próximas cuatro horas en la habitación de Elena.
Verónica apareció en la habitación con Elena. Vestía unas mallas azules de deportista con una línea blanca a lo largo de sus piernas. En la parte de arriba llevaba un jersey muy grande que caía hasta por debajo de su culo, por lo que la verdad era que no podía apreciar su cuerpo. Únicamente podía ver sus piernas que prometían mucho. Su cara era bonita: Pelirroja con media melena recogida en una coleta, ojos verdes, labios gruesos y sensuales y las mejillas llenas de pecas.
  • "¿Cómo llevas el francés, Elena?. ¿Has hecho los deberes que te dije?", dijo Verónica depositando una par de libros y otros tantos cuadernos sobre la mesa de estudio mientras se sentaba en una de las sillas.
  • "Vaya la verdad es que no he hecho nada dijo. He estado un poco nerviosa estos días, lo siento".
  • "Ya entiendo. La verdad es que estas guapísima chica. Nunca te había visto tan sexy", dijo Verónica.
  • "¿Te gusto?". Dijo Elena mientras se levantaba de la silla. "Me compre esta ropa en un viaje que acompañé a mi padre a Sevilla y me quede yo sola de tiendas. Nunca me lo había puesto. Me da vergüenza salir a la calle así con tan poca ropa. ¿Crees que me queda bien?", dijo Elena mientras se exhibía ante su profesora dando vueltas para que pudiese apreciar su trasero y su espalda semidesnuda.
  • "Joer chica, ya te digo que si. Te queda precioso. Si sales así a la calle volverás locos a todos los viejos verdes de Madrid, ja, ja, ja,..". "Por cierto que te parece mi nuevo equipo para hacer gimnasia?", decía Verónica mientras se quitaba el jersey. "Me lo he puesto ya algún día en el gimnasio y me parece que a los tíos les gusta".
  • Verónica se levantó y se quitó el jersey, mostrando un pequeñísimo top del mismo color que las mallas. Desde ese momento mi polla se puso dura, aumentando la excitación poco a poco hasta llegando a ser doloroso. La verdad es que me moría de ganas de hacerme una paja, pero no me la hice. Los pechos de Verónica eran pequeños pero realmente redondeados y bonitos. Sus pezones se marcaban con total claridad probablemente debido a su excitación. Elena se quedó casi boquiabierta contemplando a su profesora, que se exhibía delante de ella, mostrando su cuerpo de gimnasio. Ahora si se podía apreciar con claridad la forma de su culo, antes cubierto por el jersey: pequeño y desafiando la ley de la gravedad por lo respingón que era, probablemente debido a sus horas de ejercicio. Las mallas las llevaba sin nada debajo, porque no se marcaba ni siquiera un tanga en la cintura, solamente se notaba un muy prominente monte de Venus que seguro ponía locos a sus compañeros de gimnasio. En cuanto al resto de su cuerpo, mostraba las horas de entrenamiento con claridad: brazos marcados, abdominales perfectos, piernas largas y bien definidas. La verdad es que no me extraña que a Elena le gustase, porque era realmente preciosa la profesora de mi esclava.
  • "Ven aquí, no tengas miedo" dijo Verónica a Elena que se acercó a ella a la vez que comenzaba a recibir las caricias en el pelo, la cara, el cuello de su amiga, terminando fundiéndose en un beso realmente increíble.
Realmente me di cuenta de que las mujeres eran mucho más delicadas cuando tenían relaciones entre ellas. Tardaron no menos de 15 minutos en comenzar a desnudarse, tras haber estado besándose de forma apasionada, acariciándose la cara, espalda, cabello,... Finalmente fue Verónica la que descubrió los pechos de Elena, sacando su top por la cabeza. Viendo los fantásticos pechos de Elena, Verónica comenzó a acariciarlos mientras las dos se recostaban sobre la cama para poder estar más a gusto. Después de 10 minutos de caricias con las manos y la boca en sus pechos, Elena tenía los pezones duros como nunca se los había visto hasta ese momento y comenzó a devolver el favor a su nueva amiga, bajando su top hasta la cintura, dejando al descubierto unos pechos bastante más pequeños que los suyos, pero muy bien formados: redonditos, llenos de pecas y con los dos pezones apuntando al techo fruto de su excitación. Tras un buen rato, ambas se quitaron la parte de abajo, quedando completamente desnudas. Por primera vez observé el cuerpo de Verónica sin ropa: su culo era pequeño y musculoso si bien realmente sexy, en la nalga derecha llevaba un tatuaje de una mariposa de dos colores y es sexo lo tenía completamente depilado excepto una pequeña mata de pelo pelirrojo justo en su monte de venus, que era la causa de verlo tan abultado en los ajustados pantalones que llevaba. Yo desde luego hubiese depilado completamente o al menos recortado más ese pelo, pero supongo que a ella le gustaba provocar. Una vez desnudas ambas, sus caricias se fueron poco a poco centrando en sus clítoris hasta fundirse en un 69 con Elena debajo y Verónica arriba, colocadas sobre la cama de forma que la cabeza de mi Elena y la entrepierna de Verónica eran las partes más próximas a mí, lo cual aproveché para tomar unos fantásticos primeros planos de mi nuevo objetivo: Verónica. Su sexo era realmente bonito, muy claro al igual que su piel y su ano no parecía tan estrecho como el de mis esclavas, puesto que aun no habiendo sido excitado todavía, parecía dispuesto a recibir una buena polla. Lástima que no podía hacérselo ahí mismo, puesto que su postura era perfecta. En esa postura siguieron durante al menos 30 minutos, durante los cuales ambas se corrieron al menos tres veces. Elena introdujo un solo dedo en el coñito de su profesora, y a juzgar por los gemidos que daba, no le disgustaba. Acariciaba y estrujaba sus nalgas sin para excepto cuando se corría, que quedaba prácticamente aturdida. Era un pena no poder ver lo que Verónica estaba haciendo en la entrepierna de Elena, pero desde luego la estaba gustando mucho.
Pasada la media hora, ambas se tumbaron en la cama rendidas y se fundieron en un abrazo acompañado de besos y suaves caricias durante no menos de 15 minutos, transcurridos los cuales Verónica se levantó, se vistió y tras un beso de despedida hasta pasado mañana se marcho de la habitación, quedando Elena sentada en la cama. En cuanto oí la puerta de salida, salí del balcón dando un pequeño susto a la niña que instintivamente se tapó los pechos cruzando los brazos.
  • "¡Ah!, eres tú. Se me había olvidado que estabas ahí, ..., mi amo. Buff, que susto me has dado", dijo Elena.
  • "¿Se te había olvidado?".
  • "Sí la verdad es que sí. Joer, que pasada, o sea que has grabado todo...", dijo Elena dejando caer sus brazos dejándome ver sus preciosos pechos.
  • "Bueno, creo que lo has pasado bien, ¿no?".
  • "Pues la verdad es que ha sido increíble. ¡Qué pasada de tia!. La verdad es que aun es pronto para decir se me he enamorado o no, pero la verdad es que me ha encantado acostarme con ella. Nunca lo había pasado tan bien. Ni siquiera con Vane".
  • "Tengo que ver el video, pero desde luego el espectáculo ha sido increíble. Bueno, ya puedes ver que la tengo dura como una roca. Desde luego hay que reconocer que tu profesora esta buenísima y le gustas un huevo.
  • "Sí, yo creo que sí. Me parece que se lo ha pasado bien conmigo. Pero es muy liberal. No creo que se enamore de mí".
  • "Bueno, eso ya lo veremos. De momento vamos a ver en esa tele que tienes ahí el video tú y yo a ver que te parece. Vas a poder ver como le has comido el conejito a tu profesora de primera mano".
  • "Mi amo, no me hagas eso. Qué vergüenza. Además estoy desnuda. ¿Me dejas vestir?".
  • "Ni hablar. Así estas preciosa. No te has fijado lo empalmado que estoy. A ver si te crees que me voy a largar a hacerme yo una paja por ahí. De eso nada preciosa". Le dije mientras conectaba la cámara a la televisión para ver la película que acababa de grabar.
Tras rebobinar la película completa, comenzamos a ver el video en la televisión a la vez que yo me sentaba en la esquina de un pequeño sofá de 2 plazas que tenía frente a la tele. Ordené a la niña que se tumbase en el sofá con la cabeza sobre mi regazo, mirando hacia la televisión y con las piernas bien abiertas para poderla sobar el conejito a placer. El video comenzó y la cara de sorpresa de Elena me puso aún más cachondo si era posible.
  • "Bueno, no perdamos el tiempo, sácame la polla y comienza a mamar muy suavemente, pero con la vista puesta en la tele, que tienes que ver todo con detalle".
La niña obedeció y comenzó una de sus espectaculares mamadas sin rechistar, mientras mi mano derecha recorría sus pechos y sobaba su entrepierna. Mi mano izquierda la acariciaba el pelo acompañando y gobernando la velocidad de la mamada. Mi excitación era tal que a los 5 minutos la obligué a ir a toda velocidad, engullendo mi polla hasta los huevos, para correrme completamente dentro de su garganta.
  • "Traga, puta, que hoy me lo merezco, por haberte dejado hacer guarradas con esa zorra. Vamos traga todo."
La verdad es que me costó menos de lo normal correrme en la boca de la niña.
  • "Buff, que ganas tenía", le dije mientras la niña seguía lamiendo mi polla de arriba abajo, tragando los últimos restos de semen y saliva que quedaban.
  • "Mi amo, vaya pasada de video. A Vero se le ve todo y yo parezco una golfa salida. Joer".
  • "La verdad es que si, pero no le has metido nada a tu amiguita en el conejito. Ha sido una pena".
  • "Ya, la verdad es que sí que me apetecía, pero al final pasé porque me lo estaba pasando tan bien que se me olvidó".
  • "Bueno, pues la verdad es que ha sido un espectáculo increíble. No es por nada, pero ya me apetece follarme a la golfa de profesora tuya".
  • "Mi amo, me temo que ella es solamente lesbiana y no le gustan los hombres, pero bueno. ¿Tengo tu permiso para acostarme con ella de vez en cuando?".
  • "Sí, lo tienes pero me lo debes contar después de que pase. Bueno, pues nada. Ha sido un buen espectáculo. Me marcho. Ya te llamaré, pequeña.".
Al día siguiente por la tarde me acerqué nuevamente a la casa de Elena sin decirle nada y esperé a la llegada de Verónica. Llegó en un pequeño Peugeot 207 verde cuya matrícula apunté. Esperé la hora de la clase en el coche hasta que salió la profesora para poderla seguir. Tenia que adivinar su dirección para poder llevar a cabo mi plan. Fue fácil seguirla hasta un piso del centro de Torrejón donde tras aparcar el coche se metió en el portal. De momento había sido fácil adivinar el portal donde vivía. Ahora solo me faltaba saber exactamente el piso en que vivía, y saber si vivía sola o con sus padres. La casa tenía pinta de ser grande y antigua y por la edad de la chica, probablemente vivía con sus padres. Adivinar el piso fue fácil, puesto que desde la acera de enfrente comprobé que las luces de la tercera planta se encendieron.
A la mañana siguiente llegué a las 06:30 de la mañana para comprobar si alguien más salía del piso. Verónica salió sobre las 08:00 a coger el coche y salir en dirección a Madrid, probablemente a la universidad en que estudiaba. Pasada media hora, entré en el portal y comprobé en los buzones que por lo visto mi nueva amiga vivía sola, ya que su nombre figuraba en el buzón en solitario: 3º Dcha – Verónica Tortajada. Introduje en el buzón con cierta dificultad una copia en VHS de la cinta con la grabación de la casa de Elena de hacía 2 días y una vez en el coche, me fue fácil localizar el teléfono de la chica con una simple llamada a información de telefónica. Probablemente hubiese podido pedirle el número a Elena, pero no quería que de momento supiese más sobre mis planes.
El mismo día (31 de julio) recibí dos llamadas al móvil. Una de mi Vanesa y la otra de Sonia. Ambas me decían que se tenían que ir de vacaciones con sus familias. Vanesa iba a una casa que sus padres tenían en la urbanización Mediterraneo de Torrevieja todo el mes de Agosto y Sonia se iba la primera quincena de Agosto a Almería, a un chalet que tenían sus padres en Roquetas de Mar. No tenía más remedio que dejarles marchar, o sea que les di mi permiso a las dos después de preguntarles las direcciones para poder comprobar que no me mentían. La pena fue que por no interrumpir mi plan con Verónica no pude ir a hacerlas una última visita. De todas formas las advertí a ambas que si querían tener un rollete con algún chico me tenían que avisar por teléfono y explicarme el tema. Ambas accedieron a mi exigencia y por tanto les deseé que se lo pasaran bien y tomasen mucho el sol.
Ese día por la tarde, Verónica no tenía clase con Elena, o sea que supuse que sobre las 10:30 de la noche sería una buena hora para localizarle en casa habiéndole dado tiempo a ver la cinta.


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