lunes, 1 de agosto de 2011

Culitos tiernos para un jardinero (V)

El secuestro de Sonia

Me dirigí hacia donde Vanesa estaba colgada por las muñecas del techo después de coger un látigo de cuero en mi mano derecha. Su cuerpo se veía muy estilizado en esta postura y parecía que tenía mucho menos pecho del que tenía. De hecho se notaba poco más que sus pezones sobre su cuerpo.
  • "Bueno chinita, ¿qué voy a hacer contigo?. Me da un placer enorme darte por el culo, pero cada vez que lo hago te pones muy revoltosa. ¿Qué tengo que hacer contigo?. He permitido que te corras varias veces y cuando yo voy a hacerlo no me dejas follarte el culo".
  • "Lo siento mi amo. Es que me duele muchísimo. Cuando me penetras por detrás es como si me destrozaras. No sé porque es. Tú me has desvirgado y yo no sabía lo que es eso. Me duele muchísimo y no puedo aguantar el dolor".
  • "Ya. Tengo que volver a castigar tu culo, por haber sido mala. No me importa que grites mientras follo tu culo, pero no quiero que te retuerzas como una sanguijuela. Grita cuanto quieras pero quiero que a partir de ahora me dejes encularte a placer tantas veces como yo quiera".
  • "Por favor, mi amo, perdóname. Sé que he sido una mala esclava, pero es que no lo puedo soportar. Me duele tanto que no puedo dejar de moverme e intentar sacarme lo que me metes por detrás. Noto como si me reventaras ahí atrás".
  • "Antes te he castigado con una lavativa y no has escarmentado. Tendré que pasar por tanto a dar unos buenos latigazos es esas nalgas tan deliciosas". Sin mediar más palabra, comencé a descargar el látigo sobre las nalgas indefensas de la niña, que se retorcía y chillaba de dolor a cada impacto.
  • "¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!, basta por Dios, mi amo, no sigas. Basta. Te prometo que seré buena y no me moveré mientras me lo haces por detrás. ¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAhhhhhhh!!!!!!!!!!".
Sus nalgas se ponían rojas como un tomate, pero el látigo era lo suficientemente blando como para doler sin hacer laceraciones en su piel. No quería marcar un culo tan precioso como el de mi chinita. Después de unos 50 latigazos en 20 minutos, tras los cuales no solo su culo, sino también la parte alta de sus muslos estaban ardiendo, paré y me acerqué a ella y le solté las ataduras de sus muñecas. Vanesa estuvo a punto de caer al suelo del dolor, donde quedó arrodillada mirándome a la cara con los ojos llenos de lágrimas por la humillación que sentía.
  • "Mas vale que me demuestres lo que me has dicho. Ponte en la postura que quieras pero deja tu culo a mi disposición, que te lo voy a volver a follar. Tienes 10 segundos: 1, 2, 3,....".
Vanesa se levantó rápidamente y se sentó recostada en el sofá, levantando las piernas sujetándolas con sus manos por las rodillas y abriéndose totalmente de piernas para mí. Se dio un poco de saliva en el ano y estaba totalmente preparada cuando había llegado a contar 8.
  • "Vamos mi amo, fóllame lo que quieras. Aguantaré sin retorcerme lo que me hagas", dijo mientras con una mano se daba un poco más de saliva en el ano para lubricarlo un poco ante la inminente llegada de mi polla.
  • "Vamos allá", dije, con mi polla totalmente dura.
Me arrodillé justo delante de ella y mi polla quedaba justo a la altura de su culito. Realmente parecía tan estrecho que no parecía posible que una polla entrase por ahí. Me humedecía la punta de mi polla con un poco de saliva y se la puse justo enfrente de su agujerito.
  • "A ver como te portas chinita", y sujetándola por los muslos levantados empecé a empujar contra su estrechísimo esfínter anal.
  • "¡¡¡Aaaaahhhh!!!", comenzó a gritar Vanesa en cuanto mi polla empezó a dilatar su culito.
  • Comenzó a mover su cabeza a un lado y a otro de forma compulsiva, pero no hizo ni un gesto que dificultara la nueva penetración. Yo seguí empujando y mi glande desapareció ya completamente en su culito. A medida que seguía empujando y milímetro a milímetro mi polla se metía por su culito, sus gritos iban en aumento, así como los movimientos de la cabeza.
  • "Grita cuanto quieras pequeña, pero no se te ocurra mover este delicioso culito".
  • "¡¡Qué dolor mi amo, no aguanto!!, por favor basta".
  • "Ya verás como sí que aguantas. Hay que trabajar bien este culito tuyo hasta que sea follable con mayor facilidad".
Le metía hasta el fondo mi polla y notaba mis huevos contra sus deliciosas nalgas, terriblemente calientes de los azotes que había recibido antes. Una vez penetrada, llevé mis manos hasta sus tetas. Por primera vez tenía sus tetas a la vista mientras violaba su culito. Empecé a moverme despacio metiendo y sacando la polla mientras sobaba sus pechos y pellizcaba sus pezones. La gran presión que hacía su esfínter alrededor de mi polla me ponía tan cachondo como escucharla gimotear y gritar. Sin embargo ella no movía sus piernas ni su culo, que seguía completamente a mi disposición, para ser penetrado. La velocidad de mis movimientos fue en aumento y le saqué completamente varias veces la polla, para volver a sentir el placer que me provocaba penetrarla nuevamente y volver a oír sus ruegos y gemidos. Hice todo lo posible por aguantar sin correrme el máximo tiempo, que fue no menos de 40 minutos en los que me follé su culito a placer. Vanesa no puso absolutamente ningún impedimento a mi penetración, más que los gritos y movimientos de cabeza. Después de esos 40 minutos tras los cuales su culo seguía mostrando gran resistencia a la penetración, me corrí nuevamente dentro de ella. Tras un par de minutos con mi polla dentro de su trasero y con mis manos pellizcando sus pezones, saqué la polla del alojamiento y comprobé como se había dilatado un poquito, dejando ver los restos de mi corrida en su interior.
  • "¿Te das cuenta como puedes aguantar bien sin moverte, pequeña zorra?. Siéntate bien ahora y límpiame la polla con la boca. Quiero que la dejes sin el más mínimo resto de haber follado un culo".
Vanesa obedeció sin rechistar, lamiendo e introduciendo mi polla ya flácida en su boca, a pesar de que seguramente la mezcla de sabor a esperma y a su propia mierda no le agradaría. La limpieza fue excelente, hasta el punto de que consiguió que mi polla se pusiese morcillona dentro de su boca. En un principio no tenía intención de otra cosa, pero consiguió volver a excitarme, por lo que decidí "premiarla" con una follada a su boca glotona. Cogiendo como otras veces su cabeza con las dos manos, penetré su garganta hasta esconder completamente mi polla en su boca. Al cabo de 15 minutos aproximadamente, saqué mi polla y la obligue a masturbarme con su mano y su lengua hasta que mi corrida sobre su cara le lleno el rostro y el pelo de gotas de mi leche.
  • "Muy bien, has cumplido y te levanto el castigo. A ver como te a quedado el culo. Agáchate un poco sobre la mesa". Vanesa obedeció, dejándome hurgar en su dolorido culito. "Esta rojo, pero nada más. No tienes absolutamente nada, o sea que ya he comprobado que puedes aguantar el dolor. ¿No es así?".
  • "Sí mi amo, hago lo que puedo, pero me duele mucho. De todas formas haré todo lo que me mandes. Solo te ruego que me premies con algún orgasmo de vez en cuando", dijo Vanesa con la cara llena de mis gotas de esperma que empezaba a deslizarse por sus mejillas y barbilla.
  • "Eres una pequeña puta, ¿lo sabes?. Hoy te has corrido varias veces, pero quieres más. Está bien, si eres buena, a la noche te lo concedo".
  • "Gracias mi amo".
  • "De momento dúchate y vístete, que seguramente Elena nos llamará dentro de poco para ir a buscarla".
Primero me duché yo y después observé como ella se duchaba. La verdad es que no terminaba de creerme que una chica como esta estuviera tan a mi disposición. La imagen de la adolescente duchándose me encantó y sentía ganas de volver a follarmela, pero de momento no lo haría. Tenia que reservar algo para la nueva invitada.
Justo habíamos terminado de vestirnos y asearnos cuando llamó Vanesa al teléfono.
  • "Hola mi amo. Todo va bien. Ya tengo a Sonia dormida. No me ha visto ni se ha enterado de nada Me he colado en su casa por atrás y la he pillado medio dormida en el sofá. Estamos en su chalé. Apunta la dirección".
Tomé nota de la dirección.
  • "Vamos ahora para allí. Calculo que en unos 30 minutos estaremos allí. Llevo el coche con el remolque de la moto, o sea que lo que haremos es meterla de culo en su garaje, meter enganchar tu moto atrás y luego metemos a la negrita en el maletero, por si nos para la policía. Estate pendiente de cuando aparezca por enfrente de la casa para abrirme la puerta del garaje".
  • "Mi amo, es mejor que metamos a Sonia en el asiento de atrás, porque así parecerá que va dormida y ya está".
  • "Está bien. Así lo haremos. Por cierto, ¿cómo va vestida nuestra invitada?".
  • "Pues llevaba unas mallas blancas y un jersey largo oscuro, creo que negro. ¿Quieres que la cambie de ropa?".
  • "No, esta bien así. Ponle unas zapatillas si no tiene".
  • "De acuerdo, mi amo. Por cierto, ¿me dejas jugar un poquito con ella en lo que tu llegas?. Ya sabes que a mí me gustan las mujeres".
  • "Joder, pues si que eres más putilla de lo que yo creía. Si quieres sobarla un poco hazlo. No me importa, pero ni hablar de penetrarla con nada. ¿Está claro?".
  • "Si mi amo, solo es por entretenerme un poco acariciando su cuerpo".
  • "Puedes hacerlo, pero atenta cuando llegue. Espera, y sino, como yo tardaré unos 30 minutos, mírala a ver cómo tiene su entrepierna de arregladita y si no la tiene depilada, depílala tú. No del todo como estás tú, sino solo su entrepierna. Deja un poco de pelo en su pubis por si queremos torturarla un poquito".
  • "Será un placer mi amo. Pondré unas toallas para no dejar ni rastro, no te preocupes".
Tanto Vanesa como yo nos pusimos unas pelucas y unas gafas sin cristales para dificultar que alguien pudiese reconocernos y salimos hacia allí. Le enseñé a Vanesa como montar una moto en el remolque y cómo fijarla bien, para que así yo no bajase ni del coche.
Cuando llegamos a la casa de la negrita, todo fue perfecto. Metí de culo el coche al garaje, las dos niñas amarraron la moto atrás y metieron a Sonia en el asiento de atrás, donde se quedó Elena mientras Vanesa montaba adelante. Antes de subir al coche, Elena cerró toda la casa perfectamente y no dejamos ni un rastro de nuestra presencia allí. Absolutamente nadie podría saber que habían secuestrado a la pequeña Sonia. Nos marchamos en dirección a la casa del pueblo.
Sonia estaba sentada en el asiento de atrás con la cabeza recostada sobre Elena, como si estuviese dormida.
  • "Espero que te guste el arreglillo que he hecho en la entrepierna de Sonia, mi amo. La verdad es que nunca había pensado en lo bonita que es la entrepierna de una negra. Creo que te va a gustar".
  • "Eso espero putilla. Espero que la hayas dejado bien".
  • "¿Te gusta entonces la elección que hemos hecho para ti?".
  • "La verdad es que no he podido fijarme demasiado todavía. Espera que lleguemos a la autovía y pueda orientar el retrovisor para verla".
Cuando llegué a la autovía, orienté el retrovisor al cuerpo de la negrita. Su cara era realmente preciosa, con el pelo rizado en media melena y era verdad que sus labios eran increíblemente sensuales. Seguro que serían ideales para hacer una buena mamada.
  • "Sí que tiene buena pinta la negrita esta".
  • "Mi amo, ¿Quieres que te enseñe un poco el cuerpo que tiene?. Yo ya se lo he visto antes", dijo Elena.
  • "Adelante, enséñame un poquito. Ponme cachondo con el cuerpo de la negrita".
Elena comenzó a sobar las tetas de la nueva esclava por encima del jersey de lana gordo, que no dejaba ver con claridad su figura. Lo único que dejaba ver es el bulto que hacían sus tetas, que parecían realmente grandes. De hecho bastante más grandes que las de mi chinita. Elena comenzó lentamente a subir el jersey de la niña, dejando ver su cintura y su estómago, que eran de color más negro que su cara. Ahora sí que se podía adivinar claramente el cuerpo tan precioso de la chica. Cinturita estrecha sin un gramo de grasa y barriga plana, con abdominales muy ligeramente marcados, posiblemente debido a que hacía gimnasia para mantenerse en forma. Elena cuando llegó la hora de descubrir los pechos de Sonia, jugó un poco, lo cual me hizo poner muy cachondo y mi erección pedía salir del pantalón. Finalmente levantó el jersey de Sonia hasta los hombros dejando al descubierto su sujetador blanco, que sostenía con dificultad sus grandes pechos. Hasta no quitar el sujetador, no podría ver lo firmes que eran, pero bajo el sujetador, parecían realmente duros. De hecho se marcaban sus dos pezones con claridad. Yo no perdía vista del retrovisor, que alternaba con la carretera, mientras Elena sujetaba el jersey con una mano mientras con la otra acariciaba un pecho de Sonia y pellizcaba su pezón por encima del sujetador.
  • "No le quites el sujetador en el coche. Ya lo haremos en casa", le dije a Elena.
En ese momento mi polla ya había provocado una mancha redonda de líquido pre-seminal en el pantalón de chandal debido a la gran erección que tenía. Yo seguía pendiente al 50% de carretera y el retrovisor, cuando me sobresalté al notar los labios de Vanesa alrededor de mi polla. La pequeña chinita había decidido sin preguntarme nada, premiarme con una mamada mientras iba conduciendo y viendo el espectáculo que Elena me estaba dando en la parte de atrás. Ni siquiera noté cuando me retiró el pantalón del chandal. Solo noté sus labios alrededor de mi polla y su cabeza que se movía arriba y abajo mientras mis manos seguían en el volante. La presión que hacían sus labios sobre mi polla era realmente inconfundible y hubiese sabido que era mi Vanesa con los ojos cerrados. Además parecía que ella sola se había vuelto a meter mi polla entera en su boquita a pesar de la estrechez.
  • "Enséñame el culo de la negrita", le dije a Elena.
Elena entonces dejó caer el jersey que volvió a cubrir los pechos de Sonia y la levantó las piernas hasta que las rodillas tocaban en sus hombros. Los pies de Sonia estaban apoyados en el techo de mi coche. En esa posición, gracias a las mallas ajustadísismas que llevaba, podía ver perfectamente la forma del culo de la niña. Sin duda era precioso. Tenía razón Elena cuando me dijo que todos los chicos de su clase se volvían locos por ese culo.
  • "No me digas que la puta esta no lleva bragas", dije a Elena, ya que no notaba la marca de sus bragas tras sus mallas.
En lugar de responder, Elena lo que hizo fue mientras sujetaba las piernas con una mano, con la otra bajó las mallas de Sonia hasta la mitad de sus muslos.
  • "Lleva tanguita, mi amo. ¿Te gusta?".
  • "Joder que buenísima está esta golfa".
El tanga era también blanco, a juego con su sujetador y se metía completamente por su rajita, dejando ver que Elena había hecho un gran trabajo en la depilación, porque no se veía ni un pelo en su entrepierna..
Elena continuó sobando las nalgas de su compañera, sin llegar a retirar el tanga, que lo reservaba para mí. Mientras, la mamada de Vanesa continuaba y en ese momento mi polla estaba completamente en su garganta y sus labios tocaban mis huevos.
  • "Vamos zorra sigue comiéndome la polla, que ya veo que te gusta".
  • "Vanesa siguió moviéndose arriba y abajo con gran rapidez mientras la visión del culo de la negrita me excitaba más y más".
Finalmente me corrí nuevamente en la garganta de mi chinita, haciendo que el esperma saliese nuevamente por sus orificios nasales, y por tanto volviendo a caer sobre mis muslos. Una vez me corrí dentro, esperó un minuto con mi polla clavada en la garganta para comenzar a lamer hasta la última gota de esperma que había en mis muslos.
  • "Muy bien pequeña. Me ha encantado esa sorpresa. Cada día mamas mejor la polla. A ver si a partir de ahora no tengo que volver a castigarte nunca".
  • "Me alegro que te haya gustado, mi amo", dijo Vanesa mientras limpiaba su saliva de la comisura de sus labios con la mano.
  • "Está bien, putilla, ya estamos llegando, cubre a la pequeña negrita, que dentro de un rato le daremos su merecido".
Elena obedeció y colocó los pantalones y el jersey perfectamente a Sonia.
Llegamos a la casa, metí el coche dentro y las dos llevaron a Sonia a la bodega, donde la esposamos sus muñecas a la espalda.
  • "Vosotras 2 ya os podéis quitar la ropa. Ya sabéis que aquí dentro no tenéis que estar vestidas. Poneos los delantales y arreglar un poco la habitación. Dad una fregada rápida al suelo, que yo voy a ir desnudando a nuestra invitada".
Ambas obedecieron al instante y se quitaron toda la ropa que llevaban excepto el calzado. Se colocaron el delantal que únicamente cubría su pubis y parte de su pecho. Elena fue al baño y en lo que una limpiaba allí, Vanesa fue a por el cubo y cepillo para limpiar la bodega. Cuando pasó por delante de mí, me puse en su camino y le dije:
  • "Vanesa, eres una esclava estupenda. No olvides que eres mi favorita. Desde el primer día lo has sido aunque antes te tuviese que castigar", y le obsequié con un beso en la boca que duró casi un minuto, mientras estrujaba sus deliciosas nalgas con mis dos manos.
  • "Gracias mi amo, no volveré a portarme mal", dijo con una enorme sonrisa, pues por primera vez le había llamado por su nombre y no chinita.
  • "Vamos, termina rápido la limpieza", y le despedí con un azote en el culo.
Por el simple hecho de haber acariciado a Vanesa, ya estaba mi polla en estado erecto nuevamente, aunque no al 100 % todavía. Me acerqué donde Sonia estaba en el suelo y me senté a su lado. Estaba tumbada hacia abajo, con el jersey a la altura de su cintura y por tanto dejando ver su precioso culo enfundado en la malla blanca. Menuda follada le iba a pegar a ese culito, pensé en ese momento. Todavía calculaba que le quedaba una hora larga antes de despertar de su sueño provocado por el dardo. Dado que estaba atada y no podía quitarle el jersey, cogí unas tijeras y se lo corté, igual que su sujetador, dejándola desnuda de la cintura para arriba, pero sin verle el pecho, dado que me daba la espalda. Su piel era bastante oscura, pero no negra del todo, sino más bien mulata. Su cintura era estrecha y su cuerpo era realmente escultural. Estas jodidas crías habían escogido a un verdadero bombón para que yo la violase delante de ellas. Yo estaba como en una nube, por tener 3 mujeres como estas a mi disposición. Era el sueño de cualquier hombre en el mundo, pero yo lo estaba disfrutando de verdad. Ya se que en el fondo una violación es un delito execrable, pero estas crías a pesar de ser menores de edad, desarrolladas como estas 3 en el fondo pienso están deseando que se lo hagan. Además la experiencia hasta el momento con Vanesa y Elena lo corroboraba totalmente, ya que estaban felices de que yo me las follara a mi gusto.

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