lunes, 1 de agosto de 2011

Culitos tiernos para un jardinero (XVII)

Enseñando a Verónica

A las 10:30 de la noche, llamé al teléfono de Verónica desde una cabina solitaria de la calle, pera evitar dejar pistas por si ella me denunciaba en lugar de acceder a mi chantaje.
  • "¿Sí?", respondió al teléfono.
  • "Hola, ¿eres Verónica Tortajada?".
  • "Sí, ¿quién es?".
  • "Pedro Fernández. Soy quien te ha dejado el video en el buzón. ¿Lo has visto ya?". Tras la breve presentación en la que lógicamente di un nombre falso de un investigador privado que encontré en la guía de teléfonos, se hizo un silencio de 15 o 20 segundos que parecieron una eternidad.
  • "Sí, lo he visto. ¿Quién es usted y qué quiere?. Voy a llamar a la policía ahora mismo".
  • "Ya te he dicho quien soy. Me llamo Pedro Fernández y soy investigador privado. Si quieres llamar a la policía desde luego estas en tu derecho, pero yo no lo haría. Me han contratado en la Urbanización de la Moraleja a la que Usted ha ido en varias ocasiones para investigar una serie de delitos de abusos sexuales cometidos en varias casas. Para ello estoy usando unas cámaras de video con autorización judicial y sin quererlo he filmado la cinta que te he hecho llegar. No se si tienes o no algo que ver con el delito que te comento, pero desde luego la chica con la que estas en la cama es la hija de uno de los denunciantes y creo que voy a tener que hacerla pública. Si quieres ir a la policía ya te digo que estas en tu derecho, pero yo no lo haría, porque tendré que sacar a la luz esta cinta". Tras mi explicación, el silencio nuevamente fue largo. Verónica estaba probablemente asimilar lo que yo le había dicho si salir de su asombro.
  • "No tengo nada que ver con eso que me dice. Soy profesora de esa chica y lo que usted ha filmado ocurrió en una sola ocasión y fue una relación consentida".
  • "Puede ser que sea verdad o no lo que me estas diciendo, pero desde luego a mí me han contratado para investigar delitos de índole sexual cometidos en varios de los chalets, o sea que salvo que seas capaz de demostrar lo que me estas diciendo, tendré que incluir en mi informe el video que te he enseñado".
  • "No, no, ... no puede ser. Esto es todo un error", dijo Verónica comenzando a mostrar nerviosismo en sus palabras. Yo no he hecho nada, por favor no me haga eso. Simplemente doy unas clases para ganar algo de dinero para el alquiler y esas cosas".
  • "Ya claro. De todas formas lo que se ve en el video no son precisamente clases de matemáticas. Bueno creo que debemos hablar con más tranquilidad del tema cuanto antes porque ahora mismo el video es la estrella de mi informe que debo presentar a la asociación de padres de la Moraleja que me ha contratado. De hecho es el único ejemplo gráfico de que dispongo".
  • "Por favor, no me haga eso. Yo no he hecho nada. ¿Cuándo tiene que presentar ese informe?".
  • "Mañana después de comer. Ahora precisamente estaba trabajando en ello y por eso te he llamado, por si tenías algo que añadir. Como te decía si quieres podemos vernos y hablar del tema, pero yo necesito 4 o 5 horas para terminar de redactar mi informe antes de entregarlo, o sea que debe ser cuanto antes: ahora mismo o mañana antes de las 7 de la mañana". Nuevamente el silencio duró unos minutos en que la chica posiblemente pensaba su respuesta.
  • "Está bien. Cuando usted quiera pero por favor no enseñe ese video a nadie. Yo no he hecho nada".
  • "Bien, bien. Yo prefiero que nos veamos ahora mismo y aclaremos esto cuanto antes. Así tengo toda la mañana para redactar las conclusiones. Ahora estoy en mi despacho en Madrid. Apunta la dirección que te espero aquí".
  • "¿Eh?, ah si bueno, ... dígame".
  • "Sino déjalo. Te veo un poco nerviosa y no quiero que tengas un accidente por venir conduciendo hasta aquí. Si quieres iré yo a tu casa y lo hablamos allí. Mi intención es solucionar esto y si no tienes nada que ver con el resto de pruebas que dispongo y la relación fue efectivamente consentida lo dejamos y punto".
  • "Bien, bueno vale. Mejor aclararlo esta noche, sino no voy a poder ni dormir hasta mañana".
  • "De todas formas, que no se te ocurra hacer ninguna tontería. Tengo el original del video en sitio seguro y estoy grabando esta conversación, o sea que si algo me pasara, la policía lo sabría en un momento".
  • "¿Cómo, eh, no se lo que quiere decir?. Venga cuanto antes por favor".
  • "De acuerdo. Estoy allí en media hora".
  • "Adiós"
  • "Adiós".
La verdad es que la historia era de lo más convincente y había colado completamente. En 15 minutos cambié un poco mi aspecto de forma que no me reconociese fácilmente si algún día nos veíamos en otro sitio: pelo engominado hacia atrás, gafas de pasta horribles, bigote postizo, traje con corbata y un par de fundas en 2 dientes que se viesen con facilidad. De esa forma parecía más mayor de lo que era y daría el pego como detective.
A las 11:15 estaba ya en su portal, portando una carpeta con unas fotos que tenía de Internet para asustarla un poco y hacer más convincente toda la historia y un maletín que parecía de un ordenador en el que había unos juguetes para la noche. Toqué el timbre:
  • "¿Sí?". Respondió.
  • "Soy Pedro, creo que hemos hablado hace unos minutos por teléfono"
  • "Sí, suba. Creí que ya no venía".
  • "Gracias", y abrió la puerta del portal.
La chica me estaba esperando en la puerta de su casa, vestida con pantalón de chándal, camiseta de manga corta muy ancha y zapatillas deportivas. Su cara reflejaba la preocupación lógica por la conversación mantenida hace unos minutos por teléfono.
  • "¿Verónica?".
  • "Sí".
  • "Hola, soy Pedro Fernández. Encantado de conocerte aunque sea en estas circunstancias", y le estreché la mano suavemente. "¿Puedo pasar?".
  • "Eh, ah, sí, claro pase".
Me dejó pasar en casa y fue delante de mí hasta llegar al salón, donde me señaló la mesa comedor que estaba despejada de cosas y que utilicé para colocar mi carpeta y maletín. El corto recorrido por el pasillo me permitió ver nuevamente de cerca el precioso culo que se marcaba en el chándal que llevaba así como su preciosa y estrecha cintura. Yo me senté presidiendo la mesa y Verónica tomó asiento a mi izquierda.
  • "Bueno, vamos al grano. Ya te he dicho que no sé si tienes o no algo que ver con este tema, pero la realidad es que el video existe y tengo otras pruebas que te voy a enseñar. Te puedes imaginar la gravedad del tema, o sea que te pido por favor que si tienes algún argumento que demuestre que no tienes que ver con los delitos sexuales comentidos en la urbanización en las últimas semanas me lo digas ahora, porque en caso de que yo diera tu nombre en la asamblea de padres de mañana, casi seguro que pondrán inmediatamente una denuncia en contra tuya y aunque pudieras ser inocente en un juicio, el tema es muy feo y puede salir en todos los medios de comunicación".
La cara de Verónica era de lógica preocupación con motivo de mis palabras y esa cara se torno en absoluta perplejidad cuando empecé a mostrarle el material sacado de una página de Internet: fotografías de violaciones tomadas desde lejos, bastante poco claras y excepto alguna que creo recordar eran fotogramas de escenas de abusos de alguna película famosa.
  • "Dios mío yo no tengo nada que ver con esto. ¿Cómo puede ser?, no entiendo nada. Yo mezclada en algo así por tener una aventura con una chica que me gusta. No me lo puedo creer. Lo que usted me está enseñando es repugnante".
  • "Estas fotos tienen todas relación con personas de la urbanización a la que supuestamente tu estas yendo a dar clases".
  • "No es posible que yo esté mezclada en algo así. Yo, yo, yo no he hecho nada".
  • "Bueno, tengo un montón de fotos de este tipo, que no te voy a enseñar todas, pero creo que te las puedes imaginar. Cuando te filmé a ti estaba filmando con una cámara de alta definición las ventanas de 2 chalets y como la ventana vuestra estaba abierta, pues luego extractando el fragmento de esa zona con un ordenador sale la cinta que te he mandado".
  • "Madre mía, cómo no se nos ocurriría cerrar la ventana. No puede ser verdad. Esto es una pesadilla".
  • "Lo que sí debo decirte es que de todas las personas con las que hasta ahora he hablado y que van a aparecer en mi informe de mañana tú eres la mas joven de todas. Hay hombres y mujeres pero todos mayores que tú. No sé si un juez eso lo valorará positivamente a tu favor".
  • "No estará diciendo que se lo va a presentar al juez junto con esos violadores. Si yo, yo, yo solo me acosté con una amiga".
  • "Ya claro pero la chica es una de las víctimas de abusos hace 7 meses. El tema está mal si no me puedes dar más argumentos".
  • "Pero, ¿qué argumentos le voy a dar?. No hay mas que eso".
La chica estaba realmente nerviosa y a medida que miraba y remiraba las fotos que la había traído cada vez más inquieta.
  • "Te voy a hacer una serie de preguntas a ver si soy capaz de ayudarte. Son personales pero igual me ayudan a comprender un poco todo el lío en que te has metido. Lógicamente, si no quieres no tienes por qué responder a las preguntas, ya que yo no soy policía, pero lo hago por tu bien, por intentar ayudarte".
  • "Ah, eh, si , vale bien. Pero yo no he hecho nada. Créame por favor".
  • "¿Eres homosexual, entiendo?.
  • "Eh, sí, sí.". La cara de la chica era de estupor, pero eso ayudaba a que contestase con sinceridad a todas mis preguntas.
  • "¿Tienes relaciones con más de una mujer?".
  • "No. Elena, la chica del video es la única con la que he tenido relaciones desde hace varias semanas. Me gusta y quería empezar algo serio con ella".
  • "¿Te has acostado alguna vez con más de una mujer a la vez?".
  • "¿Cómo?. No nunca, nunca. Pero,¿ que preguntas son esas?".
  • "Te has acostado alguna vez con hombres?".
  • "¿Cómo?. No, no nunca".
  • "Chica, no se que más preguntarte. Lo tienes muy mal. No se me ocurre que más puedo hacer por ti".
  • "No me diga eso por favor. Yo no he hecho nada. Esto es increíble", dijo cabizbaja y con voz entrecortada, por la lógica preocupación ante las acusaciones que yo le había hecho.
  • "No te preocupes tanto. Igual tienes suerte y el juez te comprende y no te impone una condena demasiado grande. Desde luego los de las fotos, una vez identificados, tienen seguros 10 o 12 años, pero tú igual tienes más suerte, no sé. Yo no he estudiado derecho", le dije a la vez que pasaba mi brazo izquierdo por encima de su hombro para consolarla.
  • "No puede ser. Cómo me puede haber pasado esto a mí. Es increíble, increíble. Algo se podrá hacer. Por favor se lo pido. No diga mi nombre en ese informe. Soy inocente se lo juro. Haré lo que sea. Solo ha sido una relación consentida con una amiga, no sabía nada de eso que le pasó hace meses que usted menciona".
  • "Ya. Lo que me pides es poco ético. ¿Harías de verdad cualquier cosa por no aparecer en ese informe?".
  • "Sí. Lo que sea. Por favor no me arruine la vida. Soy inocente".
  • "Bueno, la verdad es que no se que decirte. Algo igual se puede hacer, no sé". Mientras tanto, la mano que yo tenía sobre su hombro comenzó a acariciar su brazo por debajo de la manga de la camiseta. Al principio inocentemente, pero luego fue llegando a su hombro en incluso metiendo los dedos hasta llegar al tirante de su sujetador.
  • "¿Qué, qué está haciendo?", dijo Verónica con cara sorprendida.
  • "Pues estoy tratando de pensar algo para no tener que decir tu nombre y enseñar tu video en la reunión de la asociación. ¿No te parece bien, o qué pasa?", dije mientras seguía acariciando su hombro, pasando mi mano por encima del tirante de su sujetador.
  • "Pero, ... ¿qué es esto?. Yo no me refería a esto".
  • "Bueno no sé, tal vez tengas algo que me pueda interesar...", le dije a la vez que introducía mi dedo anular por debajo del tirante de su sujetador y se lo dejaba caer por el hombro abajo. "¿A ver qué tetitas tienes?".
  • "No, basta por favor. Eso no. Soy lesbiana. Nunca me he acostado con un hombre. Basta por favor. Le puedo dar algo de dinero, pero esto no por favor", dijo Verónica sin demasiado convencimiento.
  • "Tú relájate y a ver si van a empezarte hoy a gustar los tíos".
La anchura de la camiseta que llevaba, me permitía mover la mano introducida por su manga con total libertad, o sea que bajó directamente a agarrar con fuerza el pecho cuyo tirante había dejado caer. Mi mano derecha tras una breve caricia de su cara, cogió su barbilla para tratar de dirigirla a mi boca y poderla besar. Al principio se resistió, pero la situación en la que estaba era lo suficientemente compleja como para que cediese a mi fuerza en breves segundos.
  • "Venga, sé buena conmigo y enséñame como os besáis las bolleritas. Desde luego la lengua tenéis que saber moverla de maravilla", le dije mientras juntaba mis labios a los suyos a la vez que mi lengua trataba de violar su boca.
Para el momento en que su resistencia cedió, dejando que mi lengua explorase a placer su deliciosa boca, mi mano izquierda ya sobaba a placer su pecho izquierdo. En esa postura estuvimos al menos 5 minutos en los que pellizqué su pronunciado pezón, estrujé, masajeé su pecho a placer entre los gemidos de dolor de la chica, mientras mis labios no se separaban de los suyos y mi lengua exploraba el interior de su boca.
  • "Te veo un poco pasiva preciosa. Me temo que así vas a conseguir poco. Levántate y vamos hacia el sofá", le dije mientras sacaba mi mano del interior de su camiseta. "¡Vamos, venga, no tenemos todo el día!".
Verónica obedeció y se dirigió hacia el sofá con cara de mezcla de enfado, humillación y miedo, a la vez que se colocó bien el sujetador que yo había bajado por una parte. Yo cogí mi maletín y fui detrás. Ambos nos sentamos en el cómodo sofá.
  • "Tú mejor levántate y ponte frente a mí", a lo cual accedió, colocándose en pie. "Ahora quiero que te despelotes entera bonita. No quiero que te dejes puestos ni los calcetines. Venga empieza por las zapatillas".
  • "Por favor, no creo que pueda. No me haga esto".
  • "No me lo hagas repetir y no me hagas enfadar que no te conviene, pequeña".
Verónica accedió y se quitó las zapatillas y los calcetines tal y como yo la había ordenado, dejándolas al lado del sofá.
  • "Ahora la camiseta".
Verónica se sacó la camiseta por la cabeza, tirándola a la butaca, dejando a la vista un bonito sujetador rojo, que iba muy bien con su piel tan blanca cubierta de pecas. Sus pechos se veían pequeños pero realmente bien formados y con unos pezones muy pronunciados que iba a disfrutar chupando en breve. Su cintura era muy estrecha y el pantalón del chándal parecía que era excesivamente grande por lo que quedaba recogido en ella.
  • "Dame la espalda y quítate ese pantalón horrible que te has puesto. Quiero ver tu culete y a ver que braguitas te has puesto". Para ese momento mi excitación era tal que el bulto de mi bragueta era obvio.
La chica se dio la vuelta obediente y se bajó el pantalón hasta los tobillos, para quitárselo y tirarlo sobre la camiseta en la butaca de al lado. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que llevaba un precioso tanga de encaje a juego con el sujetador rojo, que por tanto dejaba totalmente a la vista a medio metro de mí su precioso culo. La oportunidad la aproveché lógicamente para acariciar un poco con las dos manos sus nalgas, estrujándolas e incluso abriéndolas un poco para ver cómo el hilo del tanga malcubria lo que parecía un precioso y estrechísimo culito virgen que tendría que desvirgar esa noche.
  • "Buen culo, si señor. Tienes un señor culo y además con ese tatuaje estás todavía más cachonda. Es increíble que nunca te lo haya sobado un tío. Increíble. Ahora date la vuelta y quítate el sujetador a ver si tus tetas son tan bonitas como parecen al sobarlas". Al darse la vuelta pude comprobar cómo el tanga a pesar de su pequeño tamaño cubría perfectamente su depilado sexo y su pequeño rastro de pelo del monte de venus, que me recordaba el día que estuvo con Elena.
Verónica también obedeció sin rechistar dejando el sujetador en el sillón con el resto de la ropa. Ahora pude ver en sus ojos signos claros de la humillación a la que la estaba sometiendo, pero aún así obedecía sin rechistar. Tenía que conseguir convertirla en mi esclava como a las otras niñas.
  • "Bueno, ya sabes lo que te queda. No hace falta que te lo diga. Quítate el tanguita, preciosa. Vamos a ver qué conejito tienes".
Con los ojos llorosos por la humillación se bajó el mínimo tanga hasta las rodillas y se lo quitó levantando las piernas con cuidado de no abrirlas y dejarme ver su más preciado secreto.
  • "No lo tires a la butaca, quédatelo en la mano. Vaya estás preciosa. ¿Te has depilado la entrepierna?".
  • "Eh, por favor. Es suficiente. Ya me ha visto desnuda. No siga más por favor.
  • "Te repito la pregunta por última vez. ¿Te has depilado la entrepierna?".
  • "Eh, sí, sí lo he hecho hace unos días".
  • "Muy bien. Así me gusta. Acércate y pon el pie derecho aquí a mi lado encima del sofá".
  • "Por favor, no me haga nada. Basta por favor. Ya ha visto que no soy una violadora ni nada parecido".
  • "No me hagas repetir ni una sola vez más 2 veces las cosas o te castigaré. Pon tu pie izquierdo aquí", le dije señalando el cojín del sofá al lado de mi rodilla derecha.
La chica accedió, dejándome a la vista y al alcance de mis manos su preciosa entrepierna, que efectivamente parecía perfectamente depilada. Humedeciendo mi dedo anular derecho con saliva, llevé la mano a su entrepierna, para comprobar que efectivamente no tenía rastro de pelo y para poder acariciar su clítoris, lo cual hizo que diera un respingo.
  • "Ay, no por favor, no haga eso", dijo cuando la primera falange de mi dedo se introdujo muy levemente es su vagina.
  • "Tú tranquila, no te voy a desvirgar así. Lo reservo para otras cosas. Solo es por ver cómo estas de mojadita. Veo que no entra tan mal o sea que a ver si va a resultar que esto te está excitando".
  • "Por favor, por favor, basta".
  • "Estás realmente buena. Me parece que me lo voy a pasar muy bien contigo y si es así no mencionaré el video en el informe. Por cierto en esta postura límpiate perfectamente la entrepierna con el tanga. Pásatelo a un lado y a otro de tu conejito y de tu culito. Así comprobaremos si luego te mojas o no".
Verónica comenzó a hacerlo, pero le tuve que ayudar moviendo su mano para que restregase el tanga por toda su entrepierna a conciencia.
  • "Muy bien. Ahora como castigo y por quejica métetelo en la boca, ciérrala y saboréalo. Quiero que me lo devuelvas lleno de saliva, como que fuese un manjar. Espero que te hayas cambiado hoy de bragas preciosa".
La chica obedeció y a pesar de las arcadas iniciales se metió el tanga en la boca, lo chupó y tragó todos los jugos que en él había hasta que la ordené que me lo enseñase.
  • "Muy bien, así me gusta que seas obediente. Ahora repite el proceso 4 veces y con el tanga lleno de tu saliva vuelve a limpiarte el conejito y culito a conciencia para volver a metértelo a la boca. ¡A conciencia, que luego te voy a oler y quiero que huelas bien!".
La cara de la chica era un poema y no salía de su asombro por lo que estaba haciendo, pero el miedo a que el video fuese público la llevó a repetir las 4 veces su limpieza íntima, tal y como yo le había ordenado. Restregaba su tanga húmedo en saliva por su vagina y ano, para volver a metérselo a la boca para limpiarlo una tras otra vez hasta cumplir las 4 veces que yo le ordené. Esos minutos que tardó me sirvieron para acariciar sus piernas, su culo y su cintura, que era las partes de su cuerpo que tenía más cerca de mí.
  • "Muy bien. Ahora sí que puedes dejar el tanga en el sillón con el resto de tu ropa y ponte de rodillas aquí a mi lado sobre el sofá.
La chica obedeció, colocándose de rodillas en el sofá en la parte libre a mi derecha.
  • "Perfecto ahora en postura de perrito agáchate sobre mi regazo, sácame la polla y hazme la mejor mamada de tu vida".
  • "No, por favor, eso sí que no. Me has humillado y no he dicho nada. No me hagas hacer eso. No podré. No me gustan los hombres, soy lesbiana y no lo he hecho nunca. Por favor, no, me da mucho asco. No podré", me dijo mientras miraba al enorme bulto que presionaba la bragueta de mi pantalón.
  • "Déjate de chorradas, seguro que lo has visto en alguna película porno, además yo te iré corrigiendo. Lo más importante es que no toques mi polla con los dientes por la cuenta que te trae. Venga, vamos, empieza a chupar antes de que me cabree."
Verónica se inclinó sobre mí y sacó mi polla no sin cierta dificultad por su erección y tras lanzar una mirada de súplica, que yo obviamente no atendí, comenzó a lamer mi polla como si de un helado se tratase. En esa postura, mi mano derecha sobaba a placer su culo, ano y entrepierna mientras mi mano izquierda reposaba sobre su cabeza acariciando su pelo.
  • "Eso es, lámela entera, desde los huevos hasta la punta y quiero que en la punta te concentres un rato hasta que yo te lo diga".
La chica hacía todo lo que yo le pedía mientras mi mano derecha exploraba sin contemplación su entrepierna, muslos y nalgas, propinándola de vez en cuando un azote para que aumentase el ritmo.
  • "Muy bien. Ahora comienza el mete y saca. Abre la boca y sin tocarla con los dientes metete toda la polla. Quiero notar tus labios en mis huevos. Empieza poco a poco para no atragantarte, pero no pares de moverte arriba y abajo. Quiero que cojas agujetas en el cuello de tanto movimiento de cabecita".
La chica obedeció y abriendo al máximo su boca, mi glande comenzó a desaparecer en su garganta. Tras el glande fueron los primeros centímetros de mi polla hasta que noté perfectamente como mi glande hacía tope en su garganta, lo cual le provocó la primera arcada.
  • "Venga muévete arriba y abajo, manteniendo los labios bien apretados y restregando continuamente tu lengua contra mi polla. ¿Qué te creías?, ¿Que simplemente iba a ser meter la polla y te iba a caber entera?. Efectivamente no habías comido nunca una pollita cielo, por que te veo poco suelta. Venga aprieta bien los labios y chupa como si estuvieras mamando. Imagínate que tienes 2 meses y estás mamando de la teta de tu madre, pues así quiero que me la chupes, succionando como si quisieses sacarme toda la leche. Lame bien mi capullo mientras te la metes y te la sacas de la boca, venga. Con la mano acaríciame las pelotas cariño, no seas tan sosa".
Después de 10 o 15 minutos de iniciación a la mamada, Verónica seguía haciéndolo sola y mi polla estaba realmente dura por la chupadita y también por poder estar sobando todo su cuerpo, sobre todo su culo que era lo que más me gustaba, a mi disposición mientras ella me la comía. Poco a poco lo hacía bien, aprendiendo de mis consejos. Su boca era grande, o sea que podía meterse la polla sin tocar mi glande con los dientes.
  • "Bueno, vas mejorando pequeña. Ahora me tienes que demostrar que eres una tragasables experta y eres capaz de metertela entera en la boca. Quiero que mi polla desaparezca en tu garganta preciosa y que en esa postura saques la lengua y me chupes los cojones. Venga, intentalo, que sino yo te ayudo", la dije haciendo amago de empujar su cabeza por la nuca para que mi polla entrase hasta el fondo.
La chica comenzó a intentarlo, pero las arcadas que le daba mi polla cada vez que tocaba su garganta impedía que entrase más allá.
  • "Nngo puedo, mi gsenog. Pog favog", me decía con la boca llena de mi polla.
  • "Sigue intentándolo que al final no te darán tantas arcadas y te la podrás meter, venga, no me hagas cabrear. Ahora quiero que lo intentes sin manos, venga. Pon las manos en tu espalda. O mejor ponlas en tu culito y ábrete las nalgas para que te pueda sobar bien".
La chica obedeció, y en una postura casi acrobática, con las manos abriendo sus nalgas siguió moviéndose tratando de engullir mi polla como yo le había ordenado. Mientras tanto mi mano derecha sobaba más a placer aún su entrepierna y la izquierda reposaba sobre su nuca amenazante.
  • "Venga zorra, metetelá ya hasta el fondo", le dije a la vez que empujé con mi mano izquierda su nuca, haciendo que mi polla entrase hasta el fondo de su garganta.
  • "Ggggmmmm, nnnnggggooo", trataba de gritar mientras intentaba levantarse con grandes arcadas.
  • "No te muevas zorra, que será peor. Deja mi polla ahí un rato ya verás cómo se te pasan las arcadas. Que estrechita tienes la garganta. Me encanta tenerla ahí metidita. Pon otra vez las manos en tu culo, que te vas a enterar. No estas siendo obediente".
Después de un minuto en esa posición, las arcadas desaparecieron y su fuerza fue remitiendo, volviendo a poner las manos en sus nalgas como le ordené.
  • "Muy bien. Ves como no era tan malo. Ahora te voy a follar un poco la garganta", le dije mientras me empezaba a mover poco a poco al principio y cada vez más rápido, follándome su estrecha garganta, que se notaba cómo se dilataba a medida que mi polla entraba y salía.
Me hubiese encantado correrme de esa forma, llenándo su estómago de mi leche, pero era mejor jugar un poco más con ella. Todavía tenía dos agujeros vírgenes para mí.
  • "Bueno, ha estado muy bien la mamadita. Espero que hayas aprendido. Ahora túmbate en el sofá dejando tu culete en el borde y abreté a tope de piernas con las dos manos en tus rodillas", le dije mientras le sacaba la polla de la boca. Su cara estaba cubierta de saliva e incluso mocos por el esfuerzo de tener tanto tiempo la boca abierta. "Antes limpiate la cara con tu tanga, que estas llena de saliva y te quiero ver guapa".
  • "Por favor, no me hagas más. Por favor te lo pido", me dijo en cuanto tuvo la boca libre de mi polla.
  • "¡Joder! No te lo repito dos veces. Límpiate y colócate como te he dicho".
La chica obedeció y tras limpiarse nuevamente con su propio tanga, se colocó abierta de piernas en la posición que le dije, con el cuello justo en el respaldo del sofá. En esa postura su entrepierna estaba completamente a mi disposición para poder meterle mi polla por el coñito o el culito. Su entrepierna estaba perfectamente depilada y en esa postura, su vagina se abría un poquito pareciendo que la penetración podia ser facil. No así su ano, que estaba completamente cerrado.
  • "Eso es. Así me gusta más. Abrete bien de piernas y dime. ¿Por donde prefieres que te la enchufe, porque veo otros dos agujeritos muy bonitos". Le dije mientras me colocaba de rodillas frente a ella apuntando con mi polla hacia su entrepierna.
  • "Por favor soy virgen. No me hagas nada más".
  • "¿Por donde?. ¿O puedo elegir yo?. Sino ya sabes lo que pasara con el video famoso".
  • "No por favor".
  • "Está bien. Yo elijo. Como te muevas preparaté para el castigo putilla".
  • Sujetándome la polla llena de su saliva, comencé a restregarla por su entrepierna haciendo amago de intentar entrar en su coñito. Parecía fácil la penetración por ahí, o sea que suavemente se la fui metiendo hasta romper su himen y clavársela hasta el fondo entre sus ruegos y sus lágrimas. A pesar de todo no se había movido por miedo a mi castigo, tal y como yo se lo había ordenado. Por primera vez su coñito hacia desaparecer completamente una polla y eso la había dolido. Había sido demasiado fácil. Estaba claro que se la podía meter por ahí sin problema. Lo que me daba más morbo era su agujero trasero, o sea que se la saqué y directamente se la dirigí a su ano, que estaba completamente sin dilatar.
  • "Ni te muevas zorra".
  • "¡¡¡¡¡Noooooooo!!!!!, por ahí noooo", gritaba, pero sin moverse y por tanto permitiendo que mi polla empujase con fuerza su virgen esfínter.
Tras una dura lucha, mi glande desapareció en su culito, ante los desorbitados ojos de dolor de Verónica, que gritaba y gemía continuamente pero no se movía, por lo que permitía mi penetración.
Fueron necesarios 15 minutos de pequeños empujones para que milímetro a milímetro mi polla desapareciese completamente en su culito. En esa postura, con mi polla completamente introducida en el culo de la chica, mis manos jugaban con sus pechos, pellizcando los durísimos pezones y también sobaban su coñito, que por la penetración anal, aparecía ligeramente abierto.
  • "Joder chica, vaya delicia de trasero que tienes. Me esta exprimiendo la polla de forma increíble. No solo es estrecha la entrada. Es estrecho todo él. Que gozada preciosa", le dije mientras comenzaba a follarme su culo entre sus constantes súplicas y ruegos. Le sacaba la polla del todo para volver ha joderla metiéndosela de nuevo, se la metía hasta el fondo, me movía rápido. La hice todo lo que quise en el culo hasta que no pude aguantar más y se la saqué, colocándome rápidamente sentado sobre su pecho para correrme en su cara.
  • "¡¡Nooo, eso no, ¿qué vas a hacer?!, ... ¡pffffffuuff!".
Mi semen comenzó a salir al momento y el primer chorro se metió en su boca, por estar rogándome que no se lo hiciese. Ella se apresuró a escupirlo, dejándolo caer por su mejilla derecha a la vez que cerraba los ojos y arrugaba el gesto. El resto de mi corrida fue a sus mejillas, nariz e incluso ojos, obligando a dejarlos cerrados.
  • "Buf, pequeña. Que maravilla de polvo. Uno de los mejores que he echado nunca. Por cierto espera un poco. Ni te muevas que te voy a limpiar la cara".
Verónica obedeció y se quedó inmóvil los pocos segundos que tarde en recoger su tanga empapado en su propia saliva, que comencé a utilizar para limpiar su cara de esperma.
  • "Abre la boca pequeña". Ante lo cual, suponiéndose lo que iba a obligarla a hacer, comenzó a sacudir la cabeza diciendo que no. "¡Hostia, que abras la boca!. Vale de chorradas ya nena. Y quédate así abierta de patas hasta que yo te lo mande".
Ante mi enfado, accedió también a eso, con lo cual, con su tanga fui arrastrando hasta la boca todas y cada una de las gotas de esperma que habían quedado en su cara. Una vez terminado, le metí el tanga en la boca y la obligué a chupetearlo como había hecho ya antes. Toda mi corrida terminó por tanto en su estómago, como a mí me gustaba hacer a mis esclavas. Verónica dejaba caer lágrimas debido a la humillación de tener que terminar bebiendo mi leche con un tanga lleno de sus propias babas.
  • "A ver cómo te ha quedado el culete. Ni te muevas hasta que yo te lo diga". Tras una breve exploración pude comprobar que su dilatación era realmente exagerada, pero no había rastro ninguno de sangre a pesar de estar rojo como un tomate, por lo que no se lo habia roto.
  • "No se yo si será verdad que este agujerito era virgen, pero desde luego te lo he dejado preparado para que lo follen ahora un regimiento de caballería, pequeña. Pero no te preocupes, lo tienes perfectamente. Escupe el tanga".
  • Verónica obedeció y escupió el tanga, que yo recogí y primero lo usé para limpiar mi polla perfectamente y luego lo pasé suavemente por su ano, metiendo un par de dedos en su interior, para aliviarle la irritación con su propia saliva. La chica gemía nuevamente cada vez que su saliva limpiaba bien su agujerito trasero. Metí el tanga completamente en su culito para limpiarle a conciencia.
  • "Basta por favor. Deja que me vista".
  • "No tengas prisa pequeña. Ahora te vas a quejar encima de que te estoy aliviando la irritación. A ver si te voy a tener que meter otra vez la polla por tonta".
  • "No, por favor, eso no. Por favor me has hecho todo lo que has querido. Basta ya, por favor. Deja que me vista".
Después de limpiar su culo perfectamente, nuevamente la metí el tanga en la boca, con lo cual sus arcadas volvieron a aparecer por el sabor a su propia mierda que tenia en la boca.
  • "Chupa bien el tanguita y no seas tan escrupulosa, pequeña".
  • "¡Ngggo, por favoggg!. Esto es demasiado". Dijo con el tanga sucio en su boca.
  • "Ni te muevas que ahora vengo pequeña".
Acerqué la bolsa que traje conmigo, la dejé abierta a mi lado y me senté en el suelo frente a su entrepierna.
  • "A ver si te sabes correr con una comidita de esta maravilla de conejito que tienes".
  • "No, por favor eso no. Aaahhhh. Basta, aaahhh, ahhhh. Mmmmhh".
Comencé a lamer con decisión su clítoris, lo cual hizo que la chica no pudiese evitar gemir al contacto de mi lengua. No lo deseaba, pero no podía evitarlo. A la vez mi mano derecha sobaba sus muslos y su culo mientras la izquierda retorcía suavemente un pezón. El sabor del coñito de la chica era realmente delicioso. Mi lengua lamia, penetraba su vagina, mordisquaba su clítoris y tras media hora de cunilingus, fueron 4 los orgasmos que tuvo, durante los cuales sus gritos se hubiesen oído desde el piso de al lado. Por supuesto que mi polla estaba otra vez deseando ocupar alguno de los agujeros de la niña
  • "No puedo más por favor. Para, lo tengo en carne viva. Para por favor".
  • "Cómo no bonita, pero ahora me vuelve a tocar a mí".
  • "¿Cómo?. No. ¡Aaah!".
  • Mi polla volvió a meterse en su coñito totalmente empapado como consecuencia del cunilingus. Y me la follé como un loco, a toda velocidad. Sus gemidos se veían ahogados por que el tanga seguía ocupando su boca. Virgen o no, desde luego su coño parecía acostumbrado a recibir pollas y desde luego su himen había sido roto con anterioridad ya que no había ni rastro de sangre cuando mi polla salía y volvía a ocupar su vagina. En esa postura, la penetración era muy fácil y mis manos magreaban una y otra vez sus pechos, parándose en sus pezones, que estaban realmente rojos del castigo recibido.
  • "¡Aaah, aaah, ahh!", gemía sin parar la chica. "No te corras ahí por favor. Te lo pido por favor".
La verdad es que me hubiese encantado correrme en su conejito, pero tenía razón, no podía arriesgarme a dejarla embarazada. Mi polla estaba a punto de reventar, o sea que tuve que buscar un "lugar alternativo", dado que su boca estaba ocupada todavía por el tanga empapado en su saliva.
  • "Deberías tomar la pastilla pequeña zorrita. Pero tienes razón. No me arriesgaré", le dije mientras sacaba su polla y sin aviso ninguno se la clavaba en su culo nuevamente.
  • "¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh!". Esta vez el grito fue espectacular, dado que su culito ya se había cerrado de la anterior penetración. De todas formas, a pesar del dolor que parecía estar aguantando, ni se movió para tratar de evitar mi violación anal.
  • "Calla coño, no grites tanto. Si antes te la he metido ya hasta los huevos".
No fueron necesarias más de una docena de embestidas hasta el fondo para que descargase nuevamente esta vez en el interior de sus entrañas.
  • "Cariño. Tienes un culito que me vuelve loco", le dije sacando mi polla de su agujerito trasero. "Levantate y sácate ya el tanguita de la boca. Puedes dejarlo encima de la ropa".
Verónica obedeció y poniéndose en pie dejó el tanga sobre la butaca, a la vez que con su mano derecha se tocaba el ano, seguramente para tratar de calmar el dolor de mi penetración. Su mano se llenó de mi corrida, que se salía de su ojete, ante lo cual, ella optó por retirar la mano con cierto gesto de humillación y asco.
  • "Chica, que culo mas bonito tienes. Me da gusto mirarlo y tocarlo, pero no te puedes imaginar lo que me gusta petarlo", le dije mientras mi mano acariciaba sus nalgas.
  • "Me voy a vestir", dijo la chica.
  • "De eso nada. No tengas tanta prisa. Aún no hemos terminado. Te tengo que dejar un recuerdo preciosa", dije mientras me tumbaba en el suelo tras colocar un par de cojines para apoyar la cabeza y cogía en mi mano derecha unas bolas chicas del interior de mi bolsa.
  • "¿Qué?. Por favor basta ya. No puedo más".
  • "Ahora que lo tienes bien abiertito y mi polla todavía no se ha caído, quiero que te la claves en el trasero tu sola. Venga rápido, siéntate sobre mi polla mirándome a mí".
  • "Por favor otra vez no. Por el culo no, por favor. Me duele mucho".
  • "No me lo hagas repetir, bonita que te tendré que castigar. Venga, empálate", le dije mientras sujetaba mi polla apuntando al techo.
Increíblemente, la chica volvió a obedecer sin rechistar y en posición de cabalgar sobre mí con las rodillas en el suelo, colocó su ojete justo sobre mi polla y comenzó a dejarse caer con suavidad. Ahora era ella la que ponía el ritmo o sea que muy suavemente fue haciendo desaparecer mi polla en su ahora más dilatado esfínter. A pesar de ello, cada centímetro de penetración iba acompañado de un gemido de dolor de la chica.
  • "Eso es bonita. Así me gusta. Verte con la pollita bien empalada hasta el fondo. Joder y tú eras bollera. Pues me parece que te está gustando demasiado la polla hoy", le dije a la vez que de un golpe de caderas terminé de hacer desaparecer mi polla en su interior.
  • "¡¡Aaay!!. Otra vez no por favor. Basta ya te lo pido".
  • "Tu tranquila y siéntate de todo. Así, bien relajadita como si estuvieses montando a caballo. Te voy a presentar a unas amigas. Bolitas esta es Verónica. Verónica estas son las bolitas chinas que te van a acompañar unos días".
  • "¿Cómo?. Qué dices. No por favor. He hecho lo que me has pedido. Eso no".
  • "Deja de gimotear coño. Ya sabes cual era el trato. Te voy a meter estas bolas chinas en el coñito y no te las puedes sacar hasta que yo te lo diga. Veremos si es verdad que tienes orgasmos andando por la calle y ese tipo de cosas, pequeña. ¿Cuándo tienes la regla?".
  • "En dos semanas, pero por favor no me hagas esto".
En esa postura, su coño quedaba bastante abierto y justo delante de mí o sea que comencé a introducir una a una las 5 bolas de aluminio unidas por un cordón de seda. El tamaño era bastante grande y mi polla empujaba en su culete o sea que la introducción no era tan facil, pero poco a poco fueron entrando y situándose en su vagina a pesar de la cara de dolor de la chica. El dolor no solo era por el tamaño sino por la impresión de recibir algo tan frío en su interior. Mi polla notaba claramente cómo iban entrando las bolas a pesar de que todavía no estaba perfectamente dura para volver a correrme.
Fueron necesarios 15 minutos de juego para hacer desaparecer las 5 bolas en el interior de Verónica que seguía quejándose y gimoteando. En esos minutos mi polla poco a poco iba recuperando su dureza y por tanto dilatando un poco más el esfínter de la chica.
  • "Estas bolas si te fijas no tienen cuerdita para poder sacarlas con facilidad, o sea que habrá que meter bien los deditos en tu interior para sacártelas. Así me aseguro que tú sola no puedas hacerlo. Te tienes que poner bien abierta para que alguien lo haga por ti preciosa".
  • "Por favor no me hagas esto. Así no podré hacer nada".
  • "¿Cómo que no?. Ya lo creo. Es más te voy a vigilar estos días y quiero que hagas todo vida normal. Incluso ir al gimnasio y hacer footing. Será un placer ver como te corres tu sola al hacer aeróbic. Igual tus compañeras flipan".
  • "Por favor no. Te lo pido, no me puedo ni mover con eso ahí metido".
  • "No seas llorona bonita que no te pasará nada. Voy a jugar un poco más contigo", le dije mientras comencé a masajear su clítoris con mucha suavidad.
Nuevamente a pesar de que ella no quería, su cuerpo respondía a mi masaje excitándose y 15 minutos después tuvo un nuevo orgasmo en esa postura, con culo y coño llenitos del todo. Mi masaje no paró o sea que conseguí que se corriera otras 2 veces. La chica estaba agotada.
  • "¡Qué bien te trato pequeña!. No te quejarás de mis caricias. Te estas corriendo 3 veces por cada vez mía. Eso no puede ser. Levántate".
La chica obedeció y muy suavemente se sacó mi polla de su culete para no hacerse daño. Yo me senté en el sofá y la ordené que se arrodillase delante de mí y comenzase a mamar. Mi polla estaba totalmente empapada de semen, como consecuencia de que había caído sobre ella mi anterior corrida en su culo.
  • "Primero chupetea bien toda la corrida que se ha caído de tu culito. No desperdicies ni una gota".
Con cara de asco la chica obedeció y golosamente fue limpiando mi polla, huevos y vello púbico del semen de mi anterior corrida, para luego comenzar a chupar mi polla tal y como yo le había enseñado. Metiéndosela ella misma hasta su garganta. Ahora ya no le daba tantas arcadas. Supongo que el tratamiento del tanga había dado sus resultados. Después de 10 minutos de mamada en la que chupo una y otra vez mi glande, besó mis huevos, lamió arriba y abajo mi miembro, para meter y sacar apretando los labios como yo le había enseñado, me corrí en su interior si avisar. La chica al principio se asustó pero sin sacar la polla, dejó que me corriera en su boca y tragó toda mi leche sin dejar salir ni una gota.
  • "Joder chica, que mamada más rica. Excelente. Creo que por hoy te has ganado mi favor y no hablaré en la reunión de mañana sobre tu video".
  • "¿Me puedo vestir?"
  • "Sí, vístete si quieres, pero te recomiendo que te cambies de tanga. Ese está un tanto... babeado".
La chica se vistió y yo también, pero antes de marchar, le cogí el número de su teléfono móvil, para "estar en contacto".
  • "Sé buena y no te saques las bolitas pequeña. Si no me enfadaré y no cumpliré mi parte del trato".
Sin decir nada, Verónica cerró la puerta y yo marché a casa a dormir tranquilamente. La verdad es que había sido increíble.

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